viernes, 30 de marzo de 2012

EL HAWAIANO Y LA ESPAÑOLA

Dicen que su biografía inspiró a Steven Spielberg la figura del aventurero Indiana Jones. Méritos no le faltan a Hiram Bingham que de su nativo Hawái pasó a estudiar a las mejores universidades de la costa Este y posteriormente, entre los treinta y los cincuenta, llevó a cabo seis expediciones a Sudamérica. La más famosa, por supuesto, en 1911, cuando buscando la ciudad perdida de Vilcabamba en los Andes orientales de la región peruana del Cusco “descubre” en cambio Machu Picchu.

¿Por qué las comillas? Hay al menos dos candidatos que al parecer se le adelantaron al intrépido hawaiano: August Berns, ingeniero y comerciante alemán en busca de oro, trabajaba en la construcción del ferrocarril cuando, en 1867, talando un bosque, encontró Machu Picchu, saqueó las ruinas y vendió las piezas más interesantes, contando con la anuencia del entonces presidente José Balta, cuyo gobierno se hizo de la vista gorda. Al menos es lo que anotó y publicó años más tarde el socio de Berns en aquella empresa.

No ha de haber sido muy minucioso saqueando Herr Berns, puesto que en 1911, la expedición de Bingham se llevó a Yale más de 50.000 piezas arqueológicas que, después de años de reclamos y negociaciones, están comenzando a regresar a su país de origen. El mismo Bingham parece haber sabido que un hacendado cusqueño, Agustín Lizárraga, ya conocía Machu Picchu desde 1902 pero omitió mencionarlo en su obra para quedar él como descubridor oficial de la ciudad perdida. Ambicioso, Mister Bingham, no solo estaba casado con la heredera de la joyería Tiffany sino que también quería todo Machu Picchu para él solo.

Con los años y el mejoramiento de la infraestructura – ferrocarriles, carreteras, aeropuertos – la ciudadela enclavada entre la cima del Huayna Picchu y el abismo del río Urubamba se convirtió en imán de millones de visitantes de todo el mundo que no conciben un viaje al Perú si no es para conocerla. Pablo Neruda le dedicó un poema. Estrellas de Hollywood, divos del pop, reyes y príncipes ultramarinos, todos quieren visitar esa maravilla del mundo.

Una ferviente estudiosa de la historia de América precolombina, la madrileña Mari Carmen Martín Rubio, hizo en 1987 un descubrimiento que cambiaría su vida: en una biblioteca privada de Palma de Mallorca encontró el manuscrito del cronista Juan de Betanzos. De especial interés por tratarse de un hidalgo que vivió los primeros años de la conquista y se casó con una princesa inca, bisnieta de Pachacuti, exmujer nada menos que del inca Atahualpa y luego de Francisco Pizarro. A través de Cuxi Rimay Ocllo, Betanzos tuvo acceso directo a las fuentes de la historia de los incas desde el punto de vista de sus propios dignatarios.

Hace algunos días, El País publicó un reportaje basado en las investigaciones de Mari Carmen según el cual el nombre original de Machu Picchu es Patallaqta, que en quechua significa ciudad escalonada y se aplicaría perfectamente al relieve escarpado de la ciudadela. Machu Picchu, en cambio, es un nombre que probablemente se creó más adelante incluyendo la raíz castellana pico, convertida en la voz quechua picchu.

Caprichos de la historia: un hawaiano desenmaraña lo que se convertirá en nuestro primer destino turístico y una madrileña nos enseña su nombre original.

miércoles, 21 de marzo de 2012

SONRISAS FRANCESAS

El éxito avasallador de la comedia francesa Intocable me motivó a pasar revista a las películas galas que me han provocado las sonrisas más duraderas de los últimos veinte años. En un muy merecido primer lugar está la directora Coline Serreau (Paris, 1947) que saltó a la fama en 1985 con Tres solteros y un biberón, tan tierna como improbable historia que Hollywood no dudó en copiar dos años después con los galanes de moda. Pero no es por Tres solteros que Coline se lleva mi modesta medalla de oro, sino por dos películas posteriores: Romuald et Juliette (1988) y Saint-Jacques...La Mecque (2005).

En Romuald y Juliette, el protagonista (Daniel Auteuil), propietario de una fábrica de productos lácteos, destapa una intriga de grandes dimensiones en su empresa y propio entorno familiar gracias a la señora de la limpieza (una genial Firmine Richard) que, por lealtad a su patrón, le hace llegar toda la información que va descubriendo a su paso por las diferentes oficinas y laboratorios. Es interesante ver cómo el personal “de saco y corbata” ignora por completo la sutil presencia de la antillana Juliette, creyendo muy probablemente que por su pinta de africana ni siquiera se entera de la lengua de Molière, sin imaginar que se trata de la más undercover de las espías. Pero Romuald y Juliette no llevaría ese título tan sugerentemente shakespeariano si no fuera porque hay también una muy especial historia de amor en la película. ¿Entre quiénes? El título lo dice...

Saint-Jacques... La Mecque (Santiago – La Meca) cuenta con un argumento muy original: tres hermanos que no podrían ser más distintos – y están enemistados a muerte, obviamente – se ven confrontados con la última voluntad de su madre millonaria. Antes de acceder a su herencia, el empresario trabajólico, la maestra de izquierda sesentera y el pelagatos que vive en la calle tendrán que recorrer juntos (!) el camino de Santiago de Compostela. Además de los hermanos queridos, el variopinto grupo de peregrinos se compone de una mujer que acaba de recibir quimioterapia, dos colegialas y dos chicos magrebíes. Uno de ellos está enamorado de una de las colegialas y convence a su amigo para que vaya con él haciéndole creer que la peregrinación los llevará a La Meca. A esos ingredientes añádase la agudeza del guión, escrito por la propia Coline, una fotografía con paisajes espectaculares del sur de Francia, Pirineos y cornisa cantábrica, y se obtendrá un deleite fílmico para ojos, oídos, mente y corazón.

El mismo año que Santiago – La Meca, 2005, llegó a los cines Angel-A, del director Luc Besson (París, 1959), conocido por grandes éxitos como El gran azul, Nikita, Léon etc. Filmada íntegramente en la cité lumière, esta fantástica historia de amor en blanco y negro reúne a André, un malandrín sin suerte pero de buen corazón, con Angela, un ángel venido del cielo especialmente para ayudarlo a superar sus problemas y encaminarlo en la vida. Más dispareja no podría ser la pareja protagónica: un magrebí chatito (165 cm) y una rubicunda modelo danesa que supera el metro ochenta. Una vez cumplida su misión, para lo cual tendrá que superar la testarudez de André, Angela se ve en la dramática disyuntiva de regresar a su cuartel general en las alturas o renunciar a su estatus angelical para comenzar una nueva vida al lado de André.

Tres años después, en 2008, Bienvenue chez les Ch'tis se convirtió en la cinta francesa más taquillera de todos los tiempos. Dirigida y protagonizada por el risueño Dany Boon (Armentières, departamento Norte, 1966), Bienvenidos al Norte, título que se le dio en España, cuenta la historia de Philippe, un funcionario de correos que es trasladado – muy a pesar suyo y de su familia – de un idílico pueblo de la Provenza a la región más septentrional del Hexágono, donde como todos saben el clima es polar y sus extraños habitantes, que andan borrachos todo el día, hablan una jerga imposible de entender, el dialecto ch'ti. Nadie mejor que un norteño de pura cepa como Boon para sacarle el jugo al lado cómico de los clichés entre sureños y norteños. Al final, ¡sorpresa, sorpresa! Philippe descubre que la vida en el Norte no es tan terrible como la pintan y se hace amigo entrañable del personaje interpretado por Dany. Medalla de plata compartida para Angel-A y Bienvenidos al Norte.

¿Y el bronce? Va para dos películas: la colorida adaptación al cine de la pieza teatral Potiche (Florero) dirigida por François Ozon (París, 1967) y Crustacés et coquillages (Crustáceos y conchas) del binomio Olivier Ducastel (Lyon, 1962) y Jacques Martineau (Montpellier, 1963).

En Potiche (2010), una sosegada esposa-florero, genial trabajo de la grande dame Catherine Deneuve, deberá dejar la tranquilidad del hogar y sacar a flote sus dotes de empresaria para cubrir el vacío dejado por su marido durante una crisis cardíaca. En su papel antagónico de alcalde sindicalista, Gérard Depardieu, como siempre, llena el ecran – y no solo por su anatomía. La espectacular reconstrucción de los años 70 con sus pantalones campana, chompas de colores, decoración de los ambientes así como los ritmos de Travolta y los Bee Gees hacen que uno se sienta esos 103 minutos en la máquina del tiempo.

Estrenada en 2005, Crustacés et coquillages es una clásica comedia de enredos en la que se verá involucrada la familia de Marc y Béatrix, una pareja moderna de cuarentones interpretada por Gilbert Melki y Valeria Bruni-Tedeschi, hermana mayor de la actual première dame de Francia, Carla Bruni-S. Durante unas tórridas vacaciones de verano en la costa mediterránea, Marc y Béatrix asumen que su quinceañero hijo Charly, por tener un amigo gay, lo es también y tratan de animarlo a seguir lo que creen es “su camino”. El amiguito de Charly es de armas tomar y, en vista de que Charly no comparte sus inquietudes, sale a buscar sus propias aventuras y conoce al atractivo cuarentón Didier que en su juventud también tuvo algo más que amistad con Marc. Para completar el plantel falta el amante de Béatrix que la echa tanto de menos que aparece de repente para calentarle más aún las vacaciones a esta familia francesa. ¿Suficientemente enredado?

miércoles, 14 de marzo de 2012

YO, PABLO

Pablo. Así me bautizó el sábado pasado un grupo de seis bípedos, cada uno con una ridícula copa de contenido burbujeante en la mano. Supongo que escogieron ese nombre porque mi pasaporte dice que nací en una isla africana que pertenece a España. Allí mismo está escrito que tengo cinco meses y medio de edad. No puedo dar fe de ello, mis primeras semanas fueron bastante movidas.

Solo recuerdo que a mi madre la mataron cuando yo era aún muy pequeño. Unos bípedos que hablaban en lenguas parecidas a mis ladridos nos recogieron a mi hermano Cachito y a mí. Pensamos que estábamos en buenas manos pero no tuvieron mejor idea que encerrarnos cuatro semanas en un lugar llamado cuarentena para después subirnos enjaulados a un enorme pájaro metálico que nos llevó a una ciudad bastante más fría que mi tierra Tenerife. Flaco favor el que nos hicieron, encarcelar y congelar a un par de inocentes cachorros canarios.

En la ciudad fría, una bípeda gordita nos recogió y hospedó en su casa. Ella parecía una buena bípeda pero tuvimos que compartir cama y mesa con una cantidad de perros chuscos que no contaban ni de lejos con nuestro rancio abolengo de por lo menos cinco razas distintas de térrier. Más de una vez nos llevó a donde otro bípedo de mandil blanco que nos abría el hocico para meternos cosas de sabor horrible. Una de esas me hizo cagar unos gusanitos que tenía en la barriga – ¡qué asco me da cuando lo recuerdo!

De vez en cuando se asomaban por la casa de la gordita otros dospatas que venían, nos miraban, hablaban con ella y algunas veces se llevaban a uno que otro de los chuscos... hasta que descubrieron a Cachito y también se lo llevaron sin dejarme su dirección ni teléfono estos bípedos infames. Como ya voy entendiendo mejor la lengua bárbara, comprendí que cuando aparecieron Robert y Carlos el motivo de la visita era yo. Cada vez que venían a vernos bípedos, nos avalanzábamos encima de ellos en manada, pero en esa ocasión los dospatas me buscaban a mí para no sé qué madre viuda o algo por el estilo. Le entregaron unos papelitos de colores a la gordis y me ataron con una correa por el pescuezo. Muy malos modales, por cierto, tienen los bípedos.

Me angustié por la separación de la manada, ya le había tomado cariño, y cuando me hicieron subir a esa cosa ruidosa con cuatro ruedas, temblaba del susto. Por si fuera poco, al rato me llevaron a una tienda para comprarme otra correa incomodísima que me aprieta el pecho y el cogote. Un buen mordiscón es lo que se merecían los dospatas pero por prudencia e imagen mantuve la compostura.

Dos horas después – no sé cómo aguanté tanto tiempo en esa máquina ruidosa – llegamos a una casa donde otra gordita parecida a la primera me recibió con gritos de júbilo a pesar de no conocerme. ¡Quién entiende a estos bípedos! Me dijo que se llamaba Helga y al rato me volvió a colocar esas correas odiosas para salir a caminar. Creo que me va a gustar vivir en este barrio. Dos casas más allá de Helga, comienza una zona con cantidad de árboles y matorrales que voy a explorar a fondo si me quedo aquí.

En ese paseo descubrí también que los dospatas tienen una fijación excremental: todo el tiempo estaban hablando de mear y cagar. Hasta parecía que celebraban cada vez que me aliviaba en algún arbusto. A ver si este sábado que vamos juntos a la Escuela de Cachorros del pueblo logro educar un poco a Helga. ¡Tiene todavía mucho que aprender de mí!

jueves, 8 de marzo de 2012

QUÉ DIFÍCIL ES HABLAR EL ESPAÑOL

ENTREVISTA A JUAN ANDRÉS OSPINA

Ya son casi dos millones setecientas mil las veces que ha sido visto el clip que los hermanos bogotanos Juan Andrés y Nicolás Ospina subieron a YouTube hace dos semanas sin mayores expectativas. Pero ¿dónde radica el encanto de esos nueve minutos de rimas cantadas, a veces rapeadas – con paréntesis de flamenco, ranchera y bolero – por dos músicos altamente calificados y sus respectivas guitarras?

Qué difícil es hablar el español cuenta con humor y picardía la relación de un gringo con la lengua hablada entre Tijuana y Ushuaia pasando por Irún. El pobre tipo ha dedicado años al estudio del castellano y lamenta su magro éxito debido a la diversidad de normas de la lengua de Cervantes.

La respuesta del público es contundente. Porque – acá entre nos, hispanohablantes: ¿a quién no le ha pasado que en la conversación con gente de otras regiones surjan malentendidos, ofensas que no lo eran o simplemente situaciones embarazosas?

Juan Andrés Ospina tuvo la gentileza de otorgarme la entrevista que les presento a continuación:

Muchacho inquieto: ¿En qué lugar del planeta te topas con estas preguntas, Juan Andrés? ¿En algún vértice del triángulo “Barcelona-Bogotá-Bostoncomo el nombre de tu primer disco de jazz? ¿O “simplemente” en Nueva York?

Juan Andrés Ospina: El triángulo Barcelona-Bogotá-Boston en realidad cambió hace ya 3 años, cuando me fui de Boston a Nueva York. Y en este preciso momento estoy en un bus viajando de Washington a Nueva York.

MI: El clip “Qué difícil es hablar el español” (QDHE) ya se acerca a los 2.700.000 visitantes en YouTube (status 08marzo2012 – 14:00 UTC). ¿Qué sensación te produce el tremendo éxito del proyecto?

JAO: Es algo a lo que no estoy acostumbrado para nada. No sólo no estaba esperando que sucediera algo así, sino que ¡tampoco estábamos buscándolo! Nosotros queríamos hacer este proyecto con Nicolás hace un tiempo, y pensábamos que poniendo un par de videos en YouTube podíamos hacernos una idea de si a la gente le gustaba o no. Creíamos que se movería sobretodo entre amigos cercanos, jamás pensamos que se iba a formar una bola de nieve ¡de este tamaño!

Con decirte que el video que más visitas tenía en mi canal era uno que tenía 4,000 vistas (y que ya estaba colgado hace un par de años). Yo aparte estaba acostumbrado a recibir uno que otro comentario cada semana o algo así – y pasar de eso a estar bombardeado de comentarios durante varias horas seguidas hizo que no pudiera dormir bien los primeros días tampoco jeje. Pero bueno, estamos muy contentos porque ha sido una ventana a todos nuestros otros trabajos y porque la grandísima mayoría de los mensajes son muy cálidos y muy positivos.

MI: QDHE toma el punto de vista de un gringo que se ha pasado años tratando de aprender nuestro idioma. Pero también los que siendo hablantes nativos gozamos o renegamos -según la situación- con las múltiples caras de nuestra lengua, nos sentimos reflejados en cada estrofa de QDHE. ¿Cuál fue la chispa que encendió en uds. la idea para crear esta canción?

JAO: Nosotros vivimos varios años en Barcelona. Después Nicolás se fue a vivir a Buenos Aires y yo a Boston, en donde conocí a un montón de gente de España y Latinoamerica. Los dos tenemos anécdotas de equívocos como para un buen par de horas, y además siempre nos pareció un tema muy interesante (y muy chistoso también).

MI: QDHE denota un exhaustivo trabajo previo de recolección de datos, de ritmo, de rimas, de composición musical. ¿Cuánto tiempo les llevó a Nico y a ti completar el texto y la música?

JAO: Estuvimos trabajando muy intensamente durante aproximadamente una semana y media en enero de 2011, cuando yo estaba visitando a Nicolás en Buenos Aires. Teníamos la presión de que yo me iba nuevamente y teníamos que terminarla antes de que yo me fuera. Finalmente, decidimos aplazar todo para otra ocasión. En enero de este año nos volvimos a reunir para arreglar algunas cosas y terminar de pulir la canción, y cuando ya fuimos a grabarla estaba bastante bien. Hicimos 4 tomas y escogimos la final.

MI: ¿Quieres contarnos alguna(s) anécdota(s) lingüísticamente memorable de tus viajes por países hispanos?

JAO: Un día, mi hermano Nicolás invitó amigos argentinos a comer a su casa en Buenos Aires. Para la ocasión preparó un ajiaco bogotano y sus amigos quedaron encantados. Al terminar le preguntan que cómo se hace y él les cuenta la receta con detalle. ‘Sin embargo, lo más importante, y lo que realmente le da el sabor característico es la guasca.’ Todos lo miraron con cara de incredulidad y asombro. ‘¿¡Qué?! ¡¿Guasca?!’., sí, si no le pones esa hierba no va a saber a ajiaco de verdad’. Todos se echaron a reír: guasca, en castellano argentino vulgar, ¡¡¡¡quiere decir semen!!!!

MI: Por la sincronización perfecta de movimientos, se diría que Nico y tú son una orquesta muy bien afiatada. ¿Es QDHE – junto con Inténtalo Carito y Narcolepsia automovilística – acaso su primer producto musical en equipo?

JAO: Bueno, en realidad con Nicolás hemos hecho música y cosas con humor toda la vida. En el colegio liderábamos un grupo acapella en el que el humor estaba presente todo el tiempo. Hemos hecho conciertos a piano a cuatro manos improvisados en los que siempre hay varios momentos en los que es imposible no echarse a reír. Hace unos años íbamos de dirigentes a unos campos de verano en los que siempre estuvimos encargados de organizar toda la parte musical y montamos varios números de Les Luthiers además de muchos otros creados por nosotros.

MI: ¿Cuánto tiempo llevas fuera de Colombia y cuáles son las cosas que más echas de menos de tu tierra?

JAO: Buff… a ver, yo me fui de Colombia en el año 99 a Barcelona. Ahí viví 5 años y volví para estar un año en Bogotá. En el 2005 me fui a Boston y ahí estuve 3 años – los últimos tres años los he pasado viajando de un lado para otro (¡creo que no he estado en el mismo lugar por más de tres meses seguidos!). Así que en total llevo como 13 años afuera de Colombia; lo que pasa es que he ido con tanta frecuencia (a veces por períodos de meses), que no siento que esté muy desconectado. Lo que más echo de menos son mis amigos y mi familia (aunque mis papás viven en Barcelona), y los viajes y planes que siempre se arman allá con todos ellos.

MI: ¿Cómo vives el cambio de imagen que está proyectando Colombia a nivel internacional desde que salieron al mundo estrellas de la talla de Shakira y Juanes?

JAO: Pues a mí no me ha tocado mucho ese cambio la verdad, muy pocas veces me preguntan por Juanes o Shakira. Curiosamente cuando alguien quiere hablarme de alguien de Colombia normalmente me hablan del Pibe Valderrama jajaja Los chistes sobre la droga siguen siendo muy frecuentes tristemente y es a lo que más alusión se hace cuando digo de dónde soy. Y sin embargo es cierto que de unos años para acá cada vez encuentro más gente que dice que quiere ir a Colombia a visitar, o que ya fue y le encantó, o que tiene personas conocidas que fueron y le hablaron muy bien del país.

MI: ¿Qué dice la prima Carito del lugar preeminente que ha venido a ocupar en el sitio web de uds. “intentalocarito”?

JAO: Jejeje, nos ha mandado algunos mensajes felicitándonos por el éxito del proyecto. Es una persona muy cercana que conoce además de nuestra faceta de músicos profesionales toda la parte creativa y humorística, porque le ha tocado vivirla durante toda su vida. La familia en general está muy contenta por nosotros, creo que los alegra mucho ver que estamos mostrando públicamente por primera esa faceta nuestra que no se percibe en nuestros discos de jazz y que surge más en la vida cotidiana y en los ambientes más familiares.

No estamos seguros todavía si el grupo se va a llamar intentalocarito, pero es que todo pasó tan rápido que realmente ¡no tuvimos tiempo de pensar en nada más!

MI: ¿Quieres adelantarnos algo de lo que la maquinaria de los Hnos. Ospina nos brindará próximamente – ya sea juntos o por separado?

JAO: Los dos queremos seguir con nuestros proyectos personales, pero en abril nos vamos a juntar todo el mes para preparar más repertorio y acercarnos a lo que ojalá sea un show completo. ¡A ver qué sale de todo esto!

MI: ¡Muchas gracias, Juan Andrés! Saludos a Nicolás.