Cuando
el sonoro rin-rin-rin cortó el silencio de la noche, el público de
la ilustre ciudad hanseática llenaba la sala de conferencias y una
vaporosa María Gracia Delgado compartía con su lírica con él. A
su derecha en el podio, Felipe Cubas, tan alto como ancho desde su
segundo premio literario, no daba crédito a lo que acababa de
suceder. A la izquierda, un ruborizado Carlos Hayes trataba de hacer
callar el maldito aparato.
El
programa que los anfitriones les habían hecho llegar lo decía
clarísimo: quince minutos por persona y luego se pasaría a las
preguntas del público. Obsesionado por cumplir con los términos y
convencido de que no hay que abusar de la atención de la audiencia
por mucho más de un cuarto de hora, Carlos activó el cronómetro de
su celular pero olvidó bajarle el volumen para que – transcurrido
el lapso – tan solo se produjera una sutil vibración y no un
penetrante timbre que se escucharía en toda la sala.
Irritada
por el ruido, la etérea María Gracia aceleró el final de su
intervención y le pasó la palabra a Carlos. Este trató de
disimular su evidente molestia por el tintineo indiscreto y compartió
con el público parte de su primer libro así como algún material
inédito. Más que el papelón del rin-rin, lo que molestaba a Carlos
era pensar que la sala estaba llena pero él sólo disponía de dos
libros para vender. No estaba seguro si podría tomar nota de los
demás pedidos para enviarlos posteriormente.
Antes
de iniciar su turno, el último de la noche, Felipe instó a Carlos a
desactivar su entrometido aparatito. Pasaban los minutos y Cubas
seguía deleitando a la audiencia con su voz uniforme. Algunos
cambiaban de posición en sus sillas, los bostezos se hacían
incontrolables y de repente uno que otro se entregaba a un sutil
cabeceo. Viendo que había pasado largamente el cuarto de hora de la
intervención y no llegaba el punto final, Carlos no pudo evitarlo y
envió un carraspeo a Felipe a ver si por favor finalizaba su lectura
y pasaban a la repartición de pisco sour que era seguramente el
momento más esperado por todo el público.
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