ring – ring – ring
- ¿Aló?
- ¡Hola! Dime si es cierto que eres mi padre.
- Ehhhh ¿eres tú, Jean-Pierre?
- Sí, soy Jean-Pierre. No le des vueltas al asunto y
ve al grano.
- ¡Qué sorpresa, Jean-Pierre! Me alegro mucho, pero
me agarras totalmente desprevenido.
-
(silencio)
- Bueno ¿qué te puedo decir? Hasta donde yo sé, sí, soy
tu papá. Pero por favor, podemos encontrarnos y conversar personalmente.
- (silencio)
- ¿Jean-Pierre?
- ¿Sí?
- ¿Te lo ha dicho tu mamá?
- Sí.
- ¿Cuándo?
- Hace tiempo que le preguntaba pero recién ayer me habló
de ti.
- Esto no lo podemos hablar por teléfono,
Jean-Pierre. Vamos a tomar algo y conversamos tranquilamente. ¿Cuándo tienes
tiempo?
- ¿Esta misma tarde?
- Sí, claro. Te recojo en la esquina de tu casa
dentro de media hora.
- Ok.
- - -
En
el Café del Puerto.-
- A lo mejor no te lo demostré cuando hablamos por
teléfono, Jean-Pierre. Fue todo tan sorpresivo, pero no sabes cuánto me alegra
que hayas llamado. ¿Sabes una cosa? Te pareces cantidad a mi hermano Tito.
- ¿De verdad? ¿Tienes una foto suya?
- A ver, acá, en mi celular... ¡Mira! Parece que
fueras más hijo suyo que mío.
- Hay un aire de familia, de hecho.
- ¿Sabes que yo también estaba esperando que cumplieras
18 años para ponerme en contacto contigo? Tu mamá bloqueó todos los intentos
anteriores de conocerte.
- Me imagino. Tiene un carácter muy fuerte. ¿Tú eres
menor que ella, no?
- Sí. Cuando tú naciste, yo tenía 21 años y ella 33.
No duró mucho nuestra relación.
- Mi mamá me contó que estabas metido en drogas. Por
eso se demoró tanto tiempo en dejar que te busque.
- ¿Eso te dijo? No es que sea un santo, Jean-Pierre,
pero nunca estuve metido en drogas. Tal vez un porrito por ahí. Pero sí hay
otra cosa importante que te quiero decir.
- No hace falta. Ya sé que andas con un tipo y te
voy advirtiendo que no lo quiero conocer ni que me hables nunca de él.
- ¿Por qué tan radical, Jean-Pierre?
- ¡No insistas, Toni!
- Está bien, está bien, no insistiré. ¿Y tu otro
papá ya sabe que sabes?
- Hace varios años que Thomas vive en California,
desde que mi mamá y él se separaron. Nos escribimos correos de vez en cuando
pero el contacto no es muy estrecho.
- Pero creciste a su lado, ¿no es cierto?
- Sí, desde que recuerdo siempre estuvo Thomas ahí
con mi vieja.
- Bueno, por mi lado, me encantaría que nos veamos más
para poder conocerte y que tú me conozcas a mí también.
- Sí, claro, despacio. Poco a poco.
- Mi hermano Tito tampoco vive lejos de aquí. Si
quieres que te lo presente, lo haré con
mucho gusto.
- Poco a poco, Toni. No me agobies.
- Tranquilo, no te preocupes. ¿Te pido otra cerveza
para celebrar?
- Por supuesto. ¡Salud!