miércoles, 21 de marzo de 2012

SONRISAS FRANCESAS

El éxito avasallador de la comedia francesa Intocable me motivó a pasar revista a las películas galas que me han provocado las sonrisas más duraderas de los últimos veinte años. En un muy merecido primer lugar está la directora Coline Serreau (Paris, 1947) que saltó a la fama en 1985 con Tres solteros y un biberón, tan tierna como improbable historia que Hollywood no dudó en copiar dos años después con los galanes de moda. Pero no es por Tres solteros que Coline se lleva mi modesta medalla de oro, sino por dos películas posteriores: Romuald et Juliette (1988) y Saint-Jacques...La Mecque (2005).

En Romuald y Juliette, el protagonista (Daniel Auteuil), propietario de una fábrica de productos lácteos, destapa una intriga de grandes dimensiones en su empresa y propio entorno familiar gracias a la señora de la limpieza (una genial Firmine Richard) que, por lealtad a su patrón, le hace llegar toda la información que va descubriendo a su paso por las diferentes oficinas y laboratorios. Es interesante ver cómo el personal “de saco y corbata” ignora por completo la sutil presencia de la antillana Juliette, creyendo muy probablemente que por su pinta de africana ni siquiera se entera de la lengua de Molière, sin imaginar que se trata de la más undercover de las espías. Pero Romuald y Juliette no llevaría ese título tan sugerentemente shakespeariano si no fuera porque hay también una muy especial historia de amor en la película. ¿Entre quiénes? El título lo dice...

Saint-Jacques... La Mecque (Santiago – La Meca) cuenta con un argumento muy original: tres hermanos que no podrían ser más distintos – y están enemistados a muerte, obviamente – se ven confrontados con la última voluntad de su madre millonaria. Antes de acceder a su herencia, el empresario trabajólico, la maestra de izquierda sesentera y el pelagatos que vive en la calle tendrán que recorrer juntos (!) el camino de Santiago de Compostela. Además de los hermanos queridos, el variopinto grupo de peregrinos se compone de una mujer que acaba de recibir quimioterapia, dos colegialas y dos chicos magrebíes. Uno de ellos está enamorado de una de las colegialas y convence a su amigo para que vaya con él haciéndole creer que la peregrinación los llevará a La Meca. A esos ingredientes añádase la agudeza del guión, escrito por la propia Coline, una fotografía con paisajes espectaculares del sur de Francia, Pirineos y cornisa cantábrica, y se obtendrá un deleite fílmico para ojos, oídos, mente y corazón.

El mismo año que Santiago – La Meca, 2005, llegó a los cines Angel-A, del director Luc Besson (París, 1959), conocido por grandes éxitos como El gran azul, Nikita, Léon etc. Filmada íntegramente en la cité lumière, esta fantástica historia de amor en blanco y negro reúne a André, un malandrín sin suerte pero de buen corazón, con Angela, un ángel venido del cielo especialmente para ayudarlo a superar sus problemas y encaminarlo en la vida. Más dispareja no podría ser la pareja protagónica: un magrebí chatito (165 cm) y una rubicunda modelo danesa que supera el metro ochenta. Una vez cumplida su misión, para lo cual tendrá que superar la testarudez de André, Angela se ve en la dramática disyuntiva de regresar a su cuartel general en las alturas o renunciar a su estatus angelical para comenzar una nueva vida al lado de André.

Tres años después, en 2008, Bienvenue chez les Ch'tis se convirtió en la cinta francesa más taquillera de todos los tiempos. Dirigida y protagonizada por el risueño Dany Boon (Armentières, departamento Norte, 1966), Bienvenidos al Norte, título que se le dio en España, cuenta la historia de Philippe, un funcionario de correos que es trasladado – muy a pesar suyo y de su familia – de un idílico pueblo de la Provenza a la región más septentrional del Hexágono, donde como todos saben el clima es polar y sus extraños habitantes, que andan borrachos todo el día, hablan una jerga imposible de entender, el dialecto ch'ti. Nadie mejor que un norteño de pura cepa como Boon para sacarle el jugo al lado cómico de los clichés entre sureños y norteños. Al final, ¡sorpresa, sorpresa! Philippe descubre que la vida en el Norte no es tan terrible como la pintan y se hace amigo entrañable del personaje interpretado por Dany. Medalla de plata compartida para Angel-A y Bienvenidos al Norte.

¿Y el bronce? Va para dos películas: la colorida adaptación al cine de la pieza teatral Potiche (Florero) dirigida por François Ozon (París, 1967) y Crustacés et coquillages (Crustáceos y conchas) del binomio Olivier Ducastel (Lyon, 1962) y Jacques Martineau (Montpellier, 1963).

En Potiche (2010), una sosegada esposa-florero, genial trabajo de la grande dame Catherine Deneuve, deberá dejar la tranquilidad del hogar y sacar a flote sus dotes de empresaria para cubrir el vacío dejado por su marido durante una crisis cardíaca. En su papel antagónico de alcalde sindicalista, Gérard Depardieu, como siempre, llena el ecran – y no solo por su anatomía. La espectacular reconstrucción de los años 70 con sus pantalones campana, chompas de colores, decoración de los ambientes así como los ritmos de Travolta y los Bee Gees hacen que uno se sienta esos 103 minutos en la máquina del tiempo.

Estrenada en 2005, Crustacés et coquillages es una clásica comedia de enredos en la que se verá involucrada la familia de Marc y Béatrix, una pareja moderna de cuarentones interpretada por Gilbert Melki y Valeria Bruni-Tedeschi, hermana mayor de la actual première dame de Francia, Carla Bruni-S. Durante unas tórridas vacaciones de verano en la costa mediterránea, Marc y Béatrix asumen que su quinceañero hijo Charly, por tener un amigo gay, lo es también y tratan de animarlo a seguir lo que creen es “su camino”. El amiguito de Charly es de armas tomar y, en vista de que Charly no comparte sus inquietudes, sale a buscar sus propias aventuras y conoce al atractivo cuarentón Didier que en su juventud también tuvo algo más que amistad con Marc. Para completar el plantel falta el amante de Béatrix que la echa tanto de menos que aparece de repente para calentarle más aún las vacaciones a esta familia francesa. ¿Suficientemente enredado?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario