miércoles, 20 de enero de 2010

PRELIMINARES




Me dicen por ahí los entendidos y otros que dicen entender, que si he publicado un libro, debería tener también un blog. Y bien, como escribidor, escritorzuelo o amanuense bien obediente que soy - o pretendo ser (no me crean, por favor), aquí estoy, a ver si me entero del sistema y funcionamiento de este cacharro e incluso, en una de esas casualidades del destino, animo a una despistada lectora o un lector confundido a darse un paseo por estas letras.

Ahora mismo tengo a mi izquierda una simpática vista panorámica de la silueta de rascacielos de una ciudad alemana, bueno, a decir verdad son edificios de a lo mucho treinta y pico pisos, pero bastantes de ellos modernos (entiéndase: revestidos de acero y cristal) y firmados por lo que llaman arquitectos-estrella, de esos que cobran un ojo de la cara por su nombre y les dejan el trabajo a sus esmerados practicantes mientras vuelan por el mundo de proyecto en proyecto.
A mi derecha, un muchacho aparentemente menos inquieto que el suscrito, dedica todo su esfuerzo a poner algo de orden y limpieza en la cocina de este departamento. Por su atavío de paños menores se diría que acaba de salir de la ducha y aun no ha tenido tiempo de vestirse. Las miraditas retrecheras que me dirige me hacen creer que no está de acuerdo en que yo esté sentado cómodamente perpetrando "esto" mientras él se dedica estoicamente a las labores domésticas. ¡Viva la división internacional del trabajo! digo yo.

A 10.744 kilómetros de aquí (6.676 millas para los anglófilos), esa es la distancia que ha calculado la inteligente página web www.theglobetrotter.de,
en un hospital de Pueblo Libre que poco después, por una reforma distrital, pasaría a formar parte de Jesús María, hace apenas cuarenta y tres años, dos meses y seis días, me forzaron a abandonar el vientre materno donde me encontraba muy a gusto a pesar de haber transcurrido una semana y media desde la fecha prevista para el parto.
Mi padre, pródigo en virtudes entre las cuales no se encontraba la paciencia, encaró al ginecólogo y le espetó con el sentido de autoridad que su uniforme y las correspondientes estrellitas subrayaban ¡ud. saca ahora mismo a esa criatura! Una inyección y muchas violentas contracciones después, me abrazó mi abuela Rosa en vista de que la parturienta había quedado no solo desgarrada sino hecha polvo por el alumbramiento marcial. Mi hermano Manuel, a la sazón un mozalbete de nueve años, asombrado por la entrepierna hinchada del recién nacido, pronunció la profética frase ¡qué tales huevazos! que suena bastante mejor que decir "huevones" aunque habría sido más profética todavía.

Después de asolar el nido de las Srtas. Bebas (sic) en la calle Porta, los colegios Marcelino Champagnat (aun no se había fusionado con el Maristas de San Isidro), Humboldt y la Pontificia Universidad Católica del Perú, partí hacia Europa por cuatro meses que
en marzo se convertirán en veintidós años. En algún momento recibí un título universitario bastante inservible, no tanto por el contenido sino porque el ocio me gusta bastante más que los negocios de cualquier índole. La suerte de hablar varios idiomas me abrió las puertas de diversas empresas; la poca disposición hacia el trabajo me indicó no siempre amablemente el camino hacia la salida.

Desde muy chico tuve una afinidad especial por los idiomas, las letras, los libros. El detonante para escribir "en serio" - si en mi caso cabe la expresión - vino con la lectura del Síndrome de Ulises del colombiano Santiago Gamboa. Con cada nuevo personaje que contaba su historia dentro de la historia del narrador, me iba preguntando a quiénes escogería yo si tuviera que hacer mi propio Ulises. Así nació el Coctel Selva Negra (Ed. Altazor, 2009).

¿Y ahora qué nombre le pongo a este blog? Recordé las quejas de mi abnegada madre frente a los devaneos de mi hermano Raúl, doce años mayor que el suscrito: ¡Qué inquieto es este muchacho! Con el paso de los años, el muchacho inquieto de 1986 se convirtió en un baluarte de solidez, vive con su familia nuclear en el mismo solar que perteneció a nuestros abuelos y el título pasaron a adjudicármelo a mí en vista de mi existencia
movimentada en todos los sentidos - geográfico, laboral, amatorio, turístico.

Y eso justamente es lo que quisiera compartir con los avezados y sobre todo despistados lectores: impresiones de viajes, libros, películas, anécdotas de mi trayectoria dizque literaria. Espero que no se me duerman por el camino... a menos que hayan ingerido sustancias químico-farmacéuticas de dudosa reputación. ;)

5 comentarios:

  1. muchacho inquieto...!! me parece que tu hermano tiene razon... tienes un espiritu especialmente inquieto y bailarin, buscador de nuevas experiencias y conocedor de miles de historias y participe de tantas aventuras y des-venturas.

    Mi querido Sergio, te felicito por tremenda cosa que estas haciendo y aqui he de estar apoyandote en esta genial empresa.

    Un fuerte abrazo, de alguien que te aprecia y quiere mucho. Maxi Antoraz

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  2. asi no juega un blogger... tienes que hacer mas entradas!

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  3. Sergio, escribes en un apple tambien?
    como haces la enie?
    Marcelo (no el personaje de tu libro)

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  4. Me encanta!! Besotes, espero verte pronto!

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