lunes, 11 de abril de 2011

BAILANDO Y BESANDO

Viena, marzo / abril de 2011.

En su sexta edición, el show televisivo Dancing Stars introduce un elemento tan inédito como controvertido. Hasta el momento, el mundialmente exitoso formato en el que diversas estrellas locales – dotadas de una compañera o compañero profesional de baile – le sacan viruta al suelo con un fin benéfico, constaba siempre de parejas mujer-hombre. Hasta que invitaron a participar al vienés Alfons Haider.

El atractivo y polifacético cincuentón, conocido en Austria no solo como actor, cantante y presentador de TV sino también por haber asumido públicamente su homosexualidad en 1997, puso una condición: que su pareja de baile fuera otro hombre. Movidos seguramente por un interés tanto publicitario como progresista, los ejecutivos de la cadena nacional austriaca ORF le dieron el visto bueno y al publicar la noticia se armó un escandalete mediático en el país de Mozart, Sigmund Freud y el Danubio que ya no es tan azul.

Portando el estandarte de los críticos estaba ni más ni menos que Niki Lauda, el ex-campeón de F1. „No quiero que mis hijos vean en un canal público a un hombre bailando con otro hombre“ lo cita el diario alemán Welt Online. En su opinión había que vetar el programa. Proveniendo de un país católico, Niki – como muchos – probablemente prefiere que los gays sean invisibles, que hagan sus cosas por lo bajo, sin escándalos, sin llamar la atención. Por lo que respecta al hecho de que bailen hombres con hombres, tal vez Herr Lauda desconoce que hay muchas danzas populares austriacas en las que bailan hombres con hombres.

Dos anécdotas curiosas alrededor del escándalo Haider:

1 - La pareja Dancing-Stars del presentador, el bailarín ucranio Vadim Garbuzov, se autodefine 100% heterosexual.

2 - Un austriaco famoso con el mismo apellido, Jörg Haider, solo 7 años mayor que Alfons, líder de un partido ultraderechista y xenófobo, dio pie a rumores de que llevaba una doble vida. Extraña coincidencia que horas antes del accidente fatal que segó su vida en el año 2008, visitara un local gay y que su secretario personal dijera poco después de la muerte de su jefe que había perdido al hombre de su vida.


Lima, febrero de 2011.

Un grupo de activistas pro-derechos gays tuvo la provocativa idea de montar un besuqueo colectivo frente a la catedral el día de San Valentín y terminó encajando una desmesurada golpiza de parte de la policía. Siete días después se repitió la actividad pero esta vez sin violencia. Solo con una cadena de oración de conservadores católicos a la espalda de la catedral para hacer contrapeso a los atrevidos besos de chicos con chicos y chicas con chicas. El rasgado de vestiduras tras la operación „Besos contra la homofobia“ se plasmó en ríos de tinta corriendo por todos los medios de la tan pacata como permisiva Ciudad de los Reyes.

Uno de los abanderados de la fracción contra la visibilidad del colectivo gay, el periodista deportivo Phillip Butters, sostuvo que si veía parejas de lesbianas o gays besándose delante del colegio de su hija, las sacaría a patadas de allí en caso de que no se retiraran a la primera o segunda amonestación verbal. „Los homosexuales tienen que entender que son minoría“ – sabias palabras de Mister Butters.

Revisando lo que comenta la gente sobre la postura Butters, veo claramente dos frentes: el tradicional criollo que se identifica con él, si bien no se atreve a expresar públicamente esa opinión por temor a ser calificado de homofóbico. Por otro lado, para alivio del colectivo LGBT, hay también bastantes personas que no temen que sus hijos sean testigos de semejantes escenas de amor. Y si los pequeños les preguntan por qué se besan dos hombres o dos mujeres, les explican con soltura que si bien la mayoría de personas sienten atracción por el sexo opuesto, en la naturaleza hay una minoría – algo menos de un 10% según estadísticas modernas – que prefiere a alguien de su mismo sexo. Punto final.

Pero Butters, al margen de su espíritu protector de la infancia, también tiene su lado progre que vale la pena considerar: dice que hay que desmariconizar (sic) la TV y se refiere en concreto a la manera en que son ridiculizados los gays en la TV peruana, caricaturizándolos como travestis o „peluqueras amaneradas“. ¿Por qué no salen en la tele gays como el vecino de al lado?

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