viernes, 25 de febrero de 2011

TRES CABEZAS DE PING-PONG

Los jugadores, en orden de aparición mediática: Manuel – Lucía – Martín.

La cancha, en general: el ciberespacio.

La cancha, en particular: sus respectivos blogs y/o columnas de opinión.

Antecedentes de los jugadores:

- Manuel, el más veterano de los tres, lleva más de veintisiete años en las canchas y nunca ha ocultado sus técnicas heterodoxas que incluyen, además de cierta dosis de dóping, una declarada afinidad tanto por el juego doble (hombre con hombre) como mixto (hombre y mujer)

- Lucía, la más joven del trío, pero avanzando a paso firme en dobles y mixtos; se entusiasmó con el juego viendo a Manuel en la cancha, primero desde lejos y luego poco a poco se le fue aproximando peligrosamente

- Martín, a diferencia de los primeros, jugaba exclusivamente dobles en la liga de su país; allí se enfrentó a Manuel en un recordado amistoso que duró cinco sets, dejando aplastado al visitante; desde aquel encuentro juega dobles con Manuel, si bien esporádicamente, durante ocho años

La cancha se calienta a partir del momento en que – en las pausas de Martín – Manuel empieza a entrenar mixto con Lucía. Martín no ve con buenos ojos esos mixtos y se lo reclama. Manuel ignora los reclamos de Martín y convierte a Lucía en su pareja oficial de mixto.

Viéndose relegado, Martín propina paletazos bajos a Lucía desde un ángulo oscuro de la cancha. Manuel sale en fogosa defensa de Lucía y arremete en público a pelotazo limpio contra Martín dando inicio a un insólito tripartito que acapara la atención del ciberpúblico.

Pero mientras Manuel y Lucía se hacen presentes en la cancha una sola vez por semana, Martín, infatigable, sale diario a disparar contra los otros, a veces varias veces al día. Los espectadores ya no saben qué hacer, en qué dirección mirar para no perderse los siete tiros semanales de Martín y las respuestas pausadas de Lucía y Manuel.

Lucía de hecho se toma las cosas con más calma, de vez en cuando un tiro esquinado a Martín, pero básicamente no le para bolas. De momento desempeña una labor que le absorbe casi toda su energía: está fundando su propia academia deportiva.

Manuel ya tenía dos academias, pero a raíz del tripartito el directorio de éstas ha decidido separarlo de sus funciones. Lucía en cambio le ha abierto las puertas de su academia en estado de gestación. Martín, muy sabiamente, se ha trasladado a otras latitudes teniendo la suerte de encontrar una nueva pareja de dobles. Aunque se corre la voz de que pronto estará jugando un estelar en la cancha de Manuel y Lucía.

Cualquier parecido con los blogs/columnas siguientes no habrá sido ninguna coincidencia:

peru21.pe/impresa/columnistas/jaime-bayly

luiscorbacho.com

algomeolvido.com

viernes, 18 de febrero de 2011

LA EDUCACIÓN DE CHIU A CHA

Vuelvo a CHIUchín después de veinte años de no haber estado en la serranía de Huacho. Los dieciocho kilómetros de trocha infame que suben desde el puente Tingo hasta el pueblo están fatales y eso que recién comienza la temporada de lluvias.

Espectaculares paisajes andinos y revitalizantes aguas termales recompensan al viajero que sobrevive las sacudidas de la ruta y está dispuesto a renunciar a cierta comodidad a cambio del cielo más azul del mundo y mucho aire puro. Entre montañas altísimas se contornea el valle del río Checras. Es la primera vez que lo veo en época de lluvias y casi no reconozco el torrente caudaloso que debe de estar al doble de su volumen en verano.

En los campos se siembra, como siempre, maíz, papas, cebollas y otras hortalizas pero me sorprende ver numerosas plantaciones de melocotón. Se diría que es el cultivo de moda. Por todos lados crecen esbeltos eucaliptos y robustos molles centenarios.

La caminata que nos toca hacer hoy comienza en la plaza de Chiuchín. Atravesamos el pueblo hasta el puente que lleva a los baños termales de Huancachín, pero nos desviamos antes de las piscinas para subir el cerro y tomar el camino de herradura a Huancahuasi. Según la gente de la zona, se puede hacer en una hora. Yo les explico que gallinazo no canta en puna y que mejor dupliquen – por lo menos – el tiempo estimado. Al final del sendero nos espera una deliciosa piscina con vista espectacular a las montañas y el valle.

No faltan en cada pueblo grupos de hombres de diferentes edades en torno a una botella de chicha o ron. La ominosa conjunción de falta de empleo y abuso de alcohol. En cambio, me alegra ver que varios colegios lucen renovados, al fin y al cabo el 29.1% de la población peruana está entre los 0 y 14 años edad. Observo esos ramilletes de chicos y chicas y me pregunto qué será de estos niños cuando sean grandes. ¿Tendrán buenas perspectivas aquí en la sierra o migrarán como tantos a las ciudades de la costa en busca de mejores oportunidades? Es lamentable constatar que el estado peruano, a pesar de los crecientes recursos con que cuenta, invierte tan solo 2.7% del PBI en educación.


Vuelvo a CHA de Pedras después de un año de no haber estado en la isla de Santo Antao, Cabo Verde. Los cinco kilómetros de trocha infame que suben de Coculí hasta el pueblo están fatales, como cada vez que termina la temporada de lluvias.

Paisajes espectaculares de este fértil valle recompensan al viajero que sobrevive las sacudidas de la ruta y está dispuesto a trepar cerros y caminar al borde de precipicios de vértigo. Entre montañas que parecen cortadas con los dientes de un T-Rex, se contornea el valle formado por la ribeira de Cha de Pedras. Cuesta imaginarse que este cauce pedregoso, que de momento no tiene nada de agua, se convierte una vez al año en un torrente que arrasa a su paso con todo lo que se le pone por delante, carreteras incluidas.

En las laderas no hay un metro cuadrado que no esté aprovechado para cultivar maíz, frejol y caña de azúcar; los primeros para comer, la última para fabricar grog, el aguardiente local. Por todos lados crecen frondosas higueras y almendros africanos, mangos y árboles de pan.

La caminata que nos toca hacer hoy comienza en Cha de Pedras, pasa por Joao Afonso y termina en Coculí. A lo largo de la ruta, grupos de hombres de todas las edades reunidos en torno a una botella de grog. Aquí también: el ominoso binomio formado por un alto nivel de desocupación y abuso de alcohol.

Veo con gusto que han renovado la escuela primaria que como siempre está repleta de pequeñas y pequeños. Se nota que la población del archipiélago entre los 0 y 14 años hace 35.2% del total, otra típica pirámide de base ancha.

Me pregunto qué será de ellos más adelante. Aparte del buen clima, el mar, el sol, un poco de pesca y agricultura, estas islas carecen totalmente de recursos naturales, lo que lleva a que tengan que importar más del 80% de los bienes de consumo. Y a que la población en la diáspora duplique a la que reside en las islas. ¿Tendrán que buscarse un mejor porvenir fuera de su tierra estos niños también? Ojalá que no.

Por lo pronto, a pesar de contar con muchísimos menos recursos que el Perú, el estado de Cabo Verde invierte 5.7% de su PBI en educación, proporcionalmente más del doble que nosotros. Nada mal para un país con apenas 35 años de vida independiente. Otros tienen casi doscientos años y aun no le dan a la educación la relevancia que merece.

lunes, 7 de febrero de 2011

LO QUE LA TÍA JULIA DIJO

A raíz de los sucesos de octubre y diciembre pasados con el anuncio y la premiación del Nóbel de Literatura 2010, respectivamente, me pregunté qué estaría pasando por la cabeza de la señora Julia Urquidi Illanes. ¿Habrá celebrado tal vez el galardón obtenido por el que fue su segundo marido? ¿A lo mejor se habrá sentido premiada ella también, modestamente, como inagotable instigadora del joven Varguitas en los primeros y decisivos años de su carrera? Lo reconoce el mismo Mario Vargas Llosa en El pez en el agua: Julia me ayudaba en mi trabajo y alentaba mi vocación literaria.

No me la puedo imaginar indiferente, pues según cuenta la misma Julia en su primer y único libro, el sobrino político de su hermana Olga es el hombre con el que vivió los momentos más felices y los días más amargos de su vida. Si le llevaba como diez años a Varguitas, ya debería de estar bien entrada en la ochentena. ¿Vivirá todavía?

No, la tía Julia ya no vive aquí: el jueves 7 de octubre de 2010, cuando se dio a conocer el Nóbel de Mario, llevaba siete meses en otro plano de existencia. De este detalle me enteré más adelante y traté entonces de conseguir el „antilibro“ que escribió Urquidi. Recuerdo claramente, como colegial de quinto de secundaria que era en 1983, el revuelo causado en el ambientillo literario peruano por la publicación de Lo que Varguitas no dijo, sobre todo en su dimensión chismográfica, que era lo más interesante en ese momento.

Encontré una edición boliviana bastante reciente y lamenté muchísimo su falta de prolijidad en materia de edición y corrección. Párrafos mal formateados, horrores de ortografía que no se merecía de ningún modo la primera esposa de Varguitas. Con bastante humildad, comienza el libro con un mensaje al lector en el que delimita que no pretende escribir una gran obra de la literatura universal sino simplemente presentar SU versión de los hechos.

Mientras Mario pone el énfasis, tanto en La tía Julia como en El pez, en las aventuras de su relación clandestina hasta el matrimonio realizado en un pueblo de Chincha, Julia se centra más bien en la evolución de su relación de pareja en los nueve años que duró ésta, las crisis de celos de que era presa el joven Varguitas al inicio y las que la alocaban a ella misma hacia el final, cuando se hizo evidente el mutuo interés de Mario por esa primita de nariz respingada que vivía con ellos en París.

Cuando en 1977, trece años después de la separación, recibió el paquetito que le enviaba Mario con su flamante novela dedicada a ella, Julita casi se cae de la silla. Reconoce muy dignamente las cualidades literarias del libro, dejando bien en claro que no está encantada con que se ventilen sus intimidades de esa forma. La famosa gota que colma el vaso llega con la telenovela basada en el libro de Mario. Ahí nace también la idea de escribir Lo que Varguitas no dijo.

Siete años después de su publicación, en una entrevista de 1990 al diario El País, Julia dice indignada que en esa telenovela aparecía como una vampiresa divorciada que iba a seducir a un jovencito. Ese mismo 1990 se estrena también la película "Tune in tomorrow", escrita por William Boyd basándose en la novela de Vargas Llosa. Boyd traslada el romance del joven Martin (un jovencísimo Keanu Reeves) y su Aunt Julia (Barbara Hershey, deliciosa) a una pegajosa Nueva Orleans de los años 50. ¿La habrá visto la tía Julia verídica? Tal vez hasta se haya sentido halagada por la glamorosa interpretación suya de la Hershey. A diferencia de la novela, en esta versión el escribidor Pedro "Carmichael", encarnado por el genial Peter Falk (Inspector Columbo), al enterarse del amorío entre Martin y Julia comienza a incorporarlo en uno de sus radioteatros, causando la ira de los alter-ego reales. Otra curiosidad de la película es que el papel de los argentinos, como nacionalidad odiada por Carmichael, es trasladado a la exótica Albania, suficientemente remota como para no temer represalias, menos aun en 1990.

Pero volviendo a aquella entrevista a la tía Julia de 1990, encontré allí unas palabras proféticas que esta vez casi me tumban a mí de la silla:

"Me gustaría mucho más verlo recibir el Premio Nóbel que la banda presidencial."

Eran los días de la campaña electoral perdida por Vargas Llosa. Curiosamente, por aquella época, no solo Julia vivía y trabajaba en La Paz, sino también Raúl Salmón, el multifacético boliviano que inspiró a Mario la figura del escribidor, pero que nunca quiso admitirlo.

Veinte años después, se cumple el deseo de Julita y Mario recibe el Nóbel. Veinte años después, el ganador de aquellas elecciones de 1990 está preso hasta que la muerte o su hija Keiko lo liberen.