martes, 30 de octubre de 2012

FAUNA PEDAGÓGICA

CARLOS HAYES
Un ángel de enredadas raíces celtas y vascongadas le mostró el camino y le abrió las puertas del Nuevo Colegio a Carlos. Él, que siempre había sido reacio a ejercer la docencia frente a un público (pre)adolescente, escucha las condiciones de trabajo y hay un argumento que finalmente se lleva por tierra su resistencia: dieciséis (¡16!) semanas de vacaciones pagadas al año. Para un vago como él, la tentación es irresistible. Ya se las arreglará para trasmitir el indicativo y el subjuntivo a las nuevas generaciones de estudiantes prepúberes y púberes. Todo es nuevo: el edificio, los muebles, la constelación de colegas, los alumnos que vienen de otros colegios, los conflictos que irán surgiendo...

DESAPARECIDOS
Durante la semana previa al inicio de clases, hay un programa de introducción en el que todo el personal docente está obligado a participar. El primer día, como suele ser en equipos recién formados, comienza con una rueda de presentación en la que destaca la diversidad de orígenes, lenguas y experiencia de los colegas. Para sorpresa de más de uno, a partir del tercer día empieza a desaparecer alguno que otro flamante colaborador del Nuevo Colegio: una aguerrida profesora de la Isla Grande que probablemente chocó con su correspondiente coordinadora – las malas lenguas dicen que tiene trastornos psíquicos, un simpático y tímido maestro de otra isla más pequeña del que nunca supimos las razones que lo llevaron a rendirse antes de haber luchado la primera batalla.

FIONA (a) MISS ANEMIA
Desde las primeras palabras que pronunció al presentarse, todos supimos que detrás de la fachada seria y estricta de la espigada maestra de lenguas clásicas se escondía una mujer inteligente, aguda y con un sentido del humor fino y sutil. Por su palidez nórdica, algún gracioso la empezó a llamar Miss Anemia. Sus pupilos no conocen el aspecto lúdico de Fiona: en clase es muy estricta y se hace lo que la miss dice, punto final, amén. ¡Ay del que olvida en casa sus útiles, libros u otro material de estudio! Una amonestación de Miss Anemia y los muchachos marchan cual soldaditos. Hasta las mascotas obedecen a Fiona: sus alumnos me contaron el otro día que la miss es medio loca y le enseñó a su gato cómo hacer sus necesidades en el váter de la casa – igual que sus amos.

ISLAS EN PIE DE GUERRA
Comienzan las clases y con ellas la estrecha relación con una de las especies más peligrosa en el ámbito escolar: los padres de familia. Al tercer día, un padre se queja porque un fogoso maestro oriundo de una isla mediterránea le ha hablado en mala forma a su retoño. El director, un islandés con mucho recorrido, tres doctorados y vasta experiencia, se cita con el inculpado para aclarar el asunto. Según Giovanni, el ceñudo director le dedicaba más atención al perrito de la secretaria que al tema que venían a tratar, lo cual le da tanta rabia que termina la entrevista y se retira. Veinte minutos más tarde, retoman la conversación, pero en tan malos términos que el siciliano se despide de su breve carrera en el Nuevo Colegio llamando al director un jodido islandés hideputa. Tratan de resolver el conflicto con diversos mediadores esa misma noche, pero Giovanni no da marcha atrás y prefiere quedarse en la calle que volver a ver a quien tanto ha piropeado. El islandés, atónito con el insólito arrebato de xenofobia meridional, tendrá que conseguir un sustituto en cuestión de horas.

LA SEÑORA YVONNE
Con su piel canela y forma de ser tan cool, la señora Yvonne es la profesora más popular del Nuevo Colegio...y junto con Miss Anemia una de las más estrictas y exigentes también. Está harta de que le digan a ti te encanta el calor, tú que eres caribeña. ¡No, señores, no! Mis padres son caribeños, responde Yvonne, pero yo nací en el centro de la meseta castellana y soy tan ibérica como el pata negra. Pero eso sí, nadie ha recorrido tanto mundo como ella, viviendo en diversas islas del Caribe, el verde cocodrilo de sus ancestros, por supuesto, pero también como profesora de español en los departamentos ultramarinos de la Martinica y Guadalupe, visitando a su hermano casado en Italia o simplemente recorriendo Asia por el puro placer de ver el mundo. Por las tardes, más de una vez hemos coincidido en el cercanías de regreso a casa. Para ella son tan solo quince minutos, la mitad que para mí, pero igual los aprovechamos para ponernos al día en el acontecer escolar... y con esa fauna tenemos siempre mucho que contar.

RISITAS DE ORO
Lo primero que llama la atención de Risitas de Oro es – ¡oh sorpresa! – su sonrisa enmarcada por un paréntesis de pelo rubio y el azul de su mirada. Viene de trabajar varios años en el extranjero con la actitud y apertura típica de un expat. Tiene algo de Peter Pan, un eterno adolescente, un colibrí que va brincando de flor en flor. Apenas ha estado un momento contigo y ya está de nuevo por otro lado, con otro proyecto en las manos, siempre corriendo, siempre sonriendo. Es un agua casi gaseosa, que pasa a tu lado sin llegar a mojarte. Siempre comprensivo, siempre con ganas de echarte una mano, pero siempre demasiado apurado para hacerlo. Lo llevé a una chinganita mexicana y Risitas de Oro feliz con el ambiente poco ortodoxo – el local en cuestión es proveedor oficial de numerosos comercios de amor del barrio – pidiéndose los platillos que ya conocía de sus diversos viajes por las Américas.

MÍSTER MUCHALETRA
Es un pedazo de tío: un metro noventa y tantos de estatura, mucha presencia con su vozarrón audible en varias yardas a la redonda, currículum internacional que abarca estaciones prolongadas en penínsulas europeas, islas nórdicas, egeas e índicas. Con la madurez volvió a la carrera pedagógica que había abandonado para recorrer mundo. Su cabeza es un hervidero de inteligencia – el míster es un genio matemático y al mismo tiempo se traga un idioma tras otro como si estuviera jugando. Pero tanto cociente intelectual también tiene su lado complicado. Es un peligro darle la palabra por que Mr Muchaletra después no la suelta. ¡Y las vueltas que da antes de llegar al punto! Apenas se abrieron las comunicaciones vía intranet, comenzó a producir emilios a raudales, a veces tan largos que pocos lectores llegaban hasta el final de los mismos. En alguna ocasión se le fue la mano, mejor dicho la lengua, y tuvo que asumir las consecuencias. Desde entonces ha optado por un perfil más bajo. ¡Adelante, Míster, no hace falta que te metas al caracol, basta que dejes hablar al resto de vez en cuando!

JIMMY
Soy el más joven miembro del staff, el único cuadrúpedo y sin embargo ocupo la importante función de psicoterapeuta del Nuevo Colegio. Tengo ojos negros, el pelo rizado color antracita y hago alarde de una paciencia infinita con todas las personas que me visitan, siempre meneando la cola amablemente. Una vez fui testigo de un altercado entre el director y un siciliano fogoso, llegando el último incluso a culparme por el desenlace de la entrevista al acaparar yo, involuntariamente, la atención del ceñudo islandés. A veces me vienen a ver profesores, alumnos y me traen cositas ricas para hacerse mis amigos, como si yo fuera sobornable. Pero la verdad es que lo soy. Uno de los bípedos que me buscan siempre, empezó con unos bocaditos especiales para canes finos y desde que lo veo por la puerta de vidrio espero a ver qué me trae esta vez. Si viene con las manos vacías, que se olvide de la terapia. Acá nada es gratis.

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